martes, 29 de mayo de 2012

Antes de salir a hacer las compras, algunos consejitos a tener en cuenta:

  • Chequeá tu heladera, alacena y freezer, y hace lugar antes de salir a comprar.
  • Tirá lo que no sirve o se venció.
  • ¡Usá lo que tenés! Aprovechá para pensar cómo usar esos paquetes o frascos que desde hace un año te miran desde el estante. Muchas veces con un tomate, dos dientes de ajo, tres aceitunas y media berenjena sale la mejor salsa para una pasta.
  • Llevá tu propia bolsa o changuito. Dejá esas bolsas horribles, incómodas, que ocupan un cajón entero en tu cocina y que te lastiman las manos en el camino, y volvé a casa con tu bolsa preferida o canasto, o con el changuito con rueditas lleno.
  • Pensá el menú en base a lo que tenés esa semana o a lo que está en estación, y comprá para complementarlo.
  • ¿Lista de compras? Sólo como ayuda memoria. Lo mejor es ir haciéndola con el correr de los días, y colgala siempre a la vista.
  • Frutas y verduras: planealas en comidas y no como ítems (lo necesario para dos tortillas, cuatro ensaladas, algún salteadito, etcétera).
  • Tené referencia de precios. A veces creemos que el super tiene la verdura más barata y no es tan así.
  • Cuando pienses en el presupuesto, dejá un número para extras. No te olvides del impulso de compra lo no planificado, que siempre aparece – sobre todo en los hombres.
  • Comprá lo que necesitás ANTES de que se te acabe, así evitás salir a comprar un detergente en la estación de servicio a las diez de la noche. Ah, y las bombitas de luz, las pilas y el papel higiénico no te avisan cuando se están por acabar.
  • Mi consejo: comprá solo y sin hambre. El carrito del supermercado NO es una atracción o un juguete: llevá al nene a la verdulería, le va a gustar.
  • La principal fuente de proteínas de los argentinos es la carne de vaca. Probá con otras opciones: queso, huevos, cereales integrales y más legumbres! Pensá en platos asiáticos, hindúes o étnicos que llevan más verduras y tienen mucho sabor.
  • Tratá de comprar todo lo que puedas en su estado más natural posible. Fruta en lugar de jugos, pan negro de paquete en lugar del blanco, arroz integral y no sólo blanco; probá con alguna pasta, granola o muesli en lugar de copos, etcétera. Y ojo con los envases abollados o con letras borrosas.
  • En la verdulería preguntá de qué variedad es y de dónde viene cada producto, así vas a reconocer cuál te gusta más. Vale para manzanas, limones, frutillas, etcétera.
  • Si vas a un local –una dietética, por ejemplo– que no te queda cerca o cómoda, comprá de más (dos kilos en lugar de uno).
  • Si comprás pan rico, de masa madre o integral, comprá el que necesites ese día y algunos más para cortar y congelar.
  • Comprate un buen rallador y, ¡por favor!, rallá tu propio queso.
  • No compres siempre lo mismo. Cada visita al mercado, con o sin tiempo, debe ser diferente porque los productos no son siempre los mismos, las estaciones cambian. Hay que acostumbrarse a variar.
  • No busques sólo lo práctico, fácil de encontrar, descartable y listo para comer.
  • Para la sed, tomá agua y comprala en botellones, evitá la botellita. El resto de las bebidas son para otra cosa. Si querés una gaseosa, tomala, pero no para calmar la sed.
  • No seas inocente: a la hora de comprar, leé las etiquetas, fijate qué tiene lo que comés todos los días para saber de qué está hecho. Si no entedés qué es, googlealo, y después decidí si sigue o no en tu menú.
  • Y para cerrar, una vez más: comé en estación, dale,  acostumbrate.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Fuente:  http://www.librodenarda.com.ar/