Este derivado del trigo, rico en carbohidratos, admite múltiples preparaciones culinarias para hacer más variada y gustosa la dieta.
El cuscús es originario del Magreb, la franja atlántico-mediterránea que comprende Marruecos, Argelia y Tunicia, después de su “descubrimiento” en los tiempos de Carlos X y de la colonización por parte de los franceses, se expandió como receta exótica por todos los países Mediterráneos. En Andalucía había sido introducido antes, en el siglo XIII como alimento básico en sustitución de la miga de pan duro.
Procede del trigo, es el resultado de cocer el cereal al vapor, secarlo y partirlo en forma de sémola. Ésta puede ser integral (con los valores nutricionales del grano entero) o blanca. También se realiza de otros cereales como el mijo, cebada, polenta o arroz. Esta sémola de trigo duro, es muy rica en proteínas, hidratos de carbono, grasas insaturadas y fibras (integral), además de proporcionar gran cantidad de energía. También es muy rico en vitaminas, sobretodo del grupo B, y rico en Potasio, Magnesio y fósforo. El cuscus es un alimento muy interesante a nivel organolèptico y a nivel nutritivo.
El trigo forma parte de la base de la alimentación, si buscamos el equilibrio que nos da la cultura mediterránea. Los hidratos de carbono de absorción lenta, nos aportan energía y vitalidad. Tienen gran cantidad de fibra alimentaria (sobretodo si es integral) que nos ayudarà en las funciones digestivas y intestinales, por este motivo es ideal para incorporar en muchas dietas, ya que le otorga al organismo una sensación de saciedad, si bien es de alto contenido calórico, se puede consultar cuales son las cantidades necesarias según las necesidades de cada persona, ya que el mismo también es muy beneficioso para reducir los niveles de colesterol alto y mejorar los niveles de azúcar en la sangre.
Aporta 350 calorías por 100 gramos de alimento crudo y contiene casi un 13% de proteínas, lo que lo ubica como uno de los cereales con mayor aporte proteico. “Eso si, sus proteínas son deficientes en el aminoácido lisina, por lo que su valor nutricional es limitado. Tiene también un alto contenido de hidratos de carbono complejos en forma de almidón, que son de lenta absorción por el organismo”, agrega.
Como micronutrientes aporta vitaminas del complejo B, provitamina A y minerales como Fósforo y Magnesio y en menor proporción, Calcio, Fierro y Potasio.
El cuscús puede comerse frío o caliente, en ensalada, como primer plato, como acompañamiento de los segundos o como ingrediente de postres dulces mezclado con frutos secos, frutas desecadas y especias como la canela y el clavo. Por su sabor neutro, tiene la cualidad de combinar con cualquier alimento: verduras, legumbres, carnes, tofu, seitán, queso, hierbas frescas y especias. Supone una comida rápida y nutritiva, al tiempo que permite aprovechar los alimentos sobrantes del día anterior.
Modalidad de cocción y de consumo:
Antes de cocer el cuscus se puede tostar un poco hasta que cambie el color. Hervir 1 taza y media de agua con una pizca de sal marina. Apagar el fuego y añadir una taza de cuscus. Dejar reposar de 5 a 10 minutos para que el cuscus absorba el agua. También se puede hacer al vapor, cociéndolo de 5 a 10 minutos.
Procede del trigo, es el resultado de cocer el cereal al vapor, secarlo y partirlo en forma de sémola. Ésta puede ser integral (con los valores nutricionales del grano entero) o blanca. También se realiza de otros cereales como el mijo, cebada, polenta o arroz. Esta sémola de trigo duro, es muy rica en proteínas, hidratos de carbono, grasas insaturadas y fibras (integral), además de proporcionar gran cantidad de energía. También es muy rico en vitaminas, sobretodo del grupo B, y rico en Potasio, Magnesio y fósforo. El cuscus es un alimento muy interesante a nivel organolèptico y a nivel nutritivo.
El trigo forma parte de la base de la alimentación, si buscamos el equilibrio que nos da la cultura mediterránea. Los hidratos de carbono de absorción lenta, nos aportan energía y vitalidad. Tienen gran cantidad de fibra alimentaria (sobretodo si es integral) que nos ayudarà en las funciones digestivas y intestinales, por este motivo es ideal para incorporar en muchas dietas, ya que le otorga al organismo una sensación de saciedad, si bien es de alto contenido calórico, se puede consultar cuales son las cantidades necesarias según las necesidades de cada persona, ya que el mismo también es muy beneficioso para reducir los niveles de colesterol alto y mejorar los niveles de azúcar en la sangre.
Aporta 350 calorías por 100 gramos de alimento crudo y contiene casi un 13% de proteínas, lo que lo ubica como uno de los cereales con mayor aporte proteico. “Eso si, sus proteínas son deficientes en el aminoácido lisina, por lo que su valor nutricional es limitado. Tiene también un alto contenido de hidratos de carbono complejos en forma de almidón, que son de lenta absorción por el organismo”, agrega.
Como micronutrientes aporta vitaminas del complejo B, provitamina A y minerales como Fósforo y Magnesio y en menor proporción, Calcio, Fierro y Potasio.
El cuscús puede comerse frío o caliente, en ensalada, como primer plato, como acompañamiento de los segundos o como ingrediente de postres dulces mezclado con frutos secos, frutas desecadas y especias como la canela y el clavo. Por su sabor neutro, tiene la cualidad de combinar con cualquier alimento: verduras, legumbres, carnes, tofu, seitán, queso, hierbas frescas y especias. Supone una comida rápida y nutritiva, al tiempo que permite aprovechar los alimentos sobrantes del día anterior.
Modalidad de cocción y de consumo:
Antes de cocer el cuscus se puede tostar un poco hasta que cambie el color. Hervir 1 taza y media de agua con una pizca de sal marina. Apagar el fuego y añadir una taza de cuscus. Dejar reposar de 5 a 10 minutos para que el cuscus absorba el agua. También se puede hacer al vapor, cociéndolo de 5 a 10 minutos.